La lectura y la inteligencia según Enrique Rojas Marcos,

un psiquiatra controvertido por más de un feo affaire

Quien es Supernumerario del Opus Dei, catedrático de Psiquiatría, director del Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas, premio Extraordinario del Doctorado en Medicina, premio Conde de Cartagena de la Real Academia de Medicina, Médico Humanista, y conocido escritor de éxito, acaba de publicar su último libro 5 consejos para potenciar la inteligencia. (Temas de Hoy. Barcelona: 2016), motivo por el que ha sido entrevistado para La Contra de la Vanguardia, por el periodista Víctor-M. Amela, («La lectura es la puerta abierta al castillo de la inteligencia», sábado, 19 de noviembre de 2016), a mi juicio con escaso éxito. Pero quizá lo que puede sorprende más es que sea Màrius Carol, director de La Vanguardia, quien presente, el lunes 21 de noviembre de 2016, en el Círculo Ecuestre, de Barcelona, a un personaje tan controvertido como el psiquiatra granadino Enrique Rojas Montés (Granada, 1949).

 

Título premonitorio

Sin duda el título del libro, 5 consejos para potenciar la inteligencia, denuncia, sin que el autor sea consciente de ello, aquello que nadie debería hacer si desea preservar la salud, la inteligencia y no ser rehén de una erudición demagógica de un personaje que, como Enrique Rojas, le da igual citar a Miguel de Unamuno, a Joan Miró, o a Lao Tse. Lo que no es aconsejable, desde mi punto de vista, es leer libros de autoayuda, a no ser, claro está, que la lectura sirva para formase una opinión cabal y concreta del daño, en ocasiones irreparable, que tales libros pueden hacer a los lectores inadvertidos.

 

De la lectura y la función sine qua non para no cooperar con el prejuicio y la impostura: analizarse

Enrique Rojas no puede compartir mis ideas. Motivos no le faltan, entre otros no se ha psicoanalizado y, además, porque lee. Sí lee, pero el problema es que no sabe qué es leer, ya que desconoce lo que yo entiendo qué es leer.

 

Sin más preámbulos, leer es fundamentalmente preguntar al texto, –que puede ser oral–, por las cuestiones que plantea. Esta fórmula, como se conoce, se lleva a cabo con papel y lápiz, y si tal cosa no es posible se subraya, como se hacía antes, amén de anotar al margen lo que el texto sugiere.

 

Para el doctor Rojas, leer es algo diferente. Su idea, por lo que sé, no pasa de pretender que el lector asuma lo que él dice como si se tratara de una verdad religiosa, hecho que en tanto que abraza los «Valores de derechas», como él mismo gusta recordar, hace de esa ideología una herramienta de la sugestión. Mas el primer sugestionado, el primer esclavo es quien no hace ascos a echar mano a cualquier frase que pueda beneficiar a sus propósitos, en esta ocasión a la sentencia del genial vasco Miguel de Unamuno, «No hay que darse por esclavo ni aun esclavo.»

 

No es menos cierto que por la disonante idea de cómo lee y por su trivial visión de la inteligencia, Rojas se haya visto involucrado en feos asuntos, entre otros la violación al derecho de intimidad de sus pacientes o por presentarse como catedrático de alguna universidad sin serlo.

 

Trivialidades de Perogrullo sobre la inteligencia y qué es educar

Afirmar, como hace Rojas, que «La inteligencia se compone de genética, aprendizaje y biografía», no logra encubrir la idiosincrasia de un personaje que se atreve a pronunciar que «La felicidad consiste en tener buena salud y mala memoria». Espero que Rojas no esté hablando de algunos enfermos de Alzheimer‎, de aquellos que gozan de buena salud física y poca memoria, o de los toxicómanos que no se quejan de la primera y nunca cumplen con sus propósitos de dejar lo que sin piedad y sádicamente los avasalla. Rojas es de los individuos que sin argumentos aseveran que «La lectura es la puerta de entrada al castillo de la inteligencia». Todo indica que nunca se ha preguntado ¿a qué lectura se refiere, acaso a la lectura de sus libros de autoayuda? Es esa la lectura que se debe obviar por más de una razón. Rojas tiene orden, constancia, motivación, voluntad y observación, –tales son los 5 consejos para potenciar la inteligencia– ¿pero de qué le ha servido en la vida lo que sin decoro recomienda?

 

En cuanto a qué es educar, sus ideas son insuperables en lo pueril. ¿Quién sino a este granadino osaría decir que educar es «Seducir con lo valioso para convertir a alguien en persona». Acaso Alá no es valioso para un yihadista. ¿Y qué suele hacer un yihadista¡

 

Pues bien, quien dice saber qué es la inteligencia, como mejorarla, quien posee un saber acerca de qué es y cómo educar a las generaciones presentes y futuras, quizá ese mismo individuo no se arrepiente y menos aun ha logrado superar aspectos no santos de su inteligencia y de su educación. Veámoslo grosso modo, a continuación.

Condenado por revelar secretos profesionales

 

El año 2009, Rojas fue condenado por violar el derecho a la intimidad de una paciente. «En modo alguno debió revelar datos ni apreciaciones sobre su paciente conocidos en el ejercicio de su profesión sin el conocimiento expreso de la interesada». El Juzgado de primera instancia número 43 de Madrid, en esos términos, le condenó a pagar dos millones de pesetas a una de sus pacientes, María Menchaca, vizcondesa, de Bahíahonda, por violar su derecho a la intimidad.

 

Enrique Rojas, no ha sido ni es «Catedrático de Psiquiatría en Psicología Médica de la Universidad Complutense de Madrid.»

Quien ha sido definido por algunos de sus críticos, como individuo cínico, hipócrita, manipulador, embustero y sin ningún tipo de escrúpulos, no cesa de hablar en los medios de comunicación de masas contra de los homosexuales y la adopción por parte de matrimonios homosexuales. Y lo hace como Catedrático de Psiquiatría en Psicología Médica de esa universidad sin haberlo sido nunca. Enrique Rojas, se presenta así desde el «Campus Villanueva», que, en realidad, es un jardín del centro universitario Villanueva, relacionado con el Grupo Fomento y el Opus Dei.  En resumen, los años que Enrique Rojas se presentaba como Catedrático de Psiquiatría en Psicología Médica, no lo era en la Universidad Complutense, tampoco existía cátedra de Psiquiatría en la Facultad de Psicología, y Enrique Rojas Montes ni siquiera formó parte del claustro de profesores. Según los certificados de la Universidad Complutense:

 

DEPARTAMENTO DE LA CIUDAD UNIVERSITARIA PSIQUIATRÍA Y PSICOLOGÍA MÉDICA.  TELF. 394 14 97

FACULTAD DE MEDICINA. FAX 394 15 06. UNIVERSIDAD COMPLUTENSE                   28040 MADRID.

Madrid 10 de marzo de 2005

Muy señor nuestro.

En relación a su escrito de fecha 1 de febrero de 2005 le comunicamos que el Dr. Enrique Rojas Montes no ha sido ni es Catedrático de Psiquiatría en la Universidad Complutense de Madrid.

Lo que le comunicamos a los efectos oportunos.

 

Firmado: Tomás Ortíz Alonso. Catedrático y Director del Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica Facultad de Medicina UCM. (Carta remitida, según distintas fuentes, a Isabel Caballero).

 

En esas fechas y según el Colegio de Médicos de Madrid, Enrique Rojas estaba colegiado únicamente como Licenciado en Medicina.

Quizá por amor al padre y a modo de intercesión ante el Altísimo por las faltas familiares

 

Con el nombre Almudena María de la Esperanza, con apenas 22 años de edad, a mediados de noviembre de 2014, una hija de este controvertido psiquiatra y de la notaria Isabel Estapé, se incorporaba a la comunidad de las carmelitas descalzas del Convento de la Encarnación de Ávila, donde Santa Teresa fue priora, como monja de clausura.

 

Girona, 19 de noviembre de 2016

José Miguel Pueyo