La otra escena… vigencia y necesidad del psicoanálisis en la hipermodernidad. Por Sergio Domínguez

Creen superado aquello que ignoran… ¿Cómo se le puede juzgar (a Freud) como superado si no lo hemos comprendido enteramente?, decía Jacques Lacan (1901-1981), en una entrevista publicada por la revista «Panorama» (Roma) en su número 21 de Diciembre de 1974[1]. ¿Qué ha cambiado desde aquella fecha? Muchas cosas, pero lo destacable es que entre los síntomas de la hipermodernidad cabe destacar el declive de la ética y la desorientación intelectual. Pero para la ignorancia y la falta de ética hay remedio, el libro del psicoanalista gironí Jose Miguel Pueyo [2] es una lectura obligada y necesaria en ese sentido, lectura que atraviesa y llega al punto en el que se entrecruza la clarividencia, el saber más lúcido y el genio intelectual.

 

La otra escena de la corrupción. Familia y sociedad en el destino personal: Jordi Pujol i Soley, (Editorial Psimática, 2015), va más allá de lo que su título indica. Se reconocerá en sus páginas los fundamentos del psicoanálisis en su versión más acabada, la de Jacques Lacan. Es conocido que los textos del psicoanalista francés y sus seminarios constituyen un reto para su compresión debido a las referencias culturales y la complejidad del asunto tratado, más cuando los Seminarios de Lacan son textos hablados que no fueron redactados sino transcritos. El libro constituye una clara presentación de la ciencia de la subjetividad (del sujeto humano), y no es menor el mérito del análisis del caso del (ex) Molt Honorable President de la Generalitat de Catalunya Jordi Pujol i Soley, un ejemplo singular de la aportación del llamado psicoanálisis aplicado, y con mayor exactitud, del psicoanálisis en extensión como discurso que da luz a los hechos culturales.

El libro comienza explicando la construcción de la subjetividad, o sea, por qué somos como somos. Se destaca al respecto la importancia del lenguaje, de los significantes atravesados de deseos del Otro familiar y social en el modo de ser de las personas. Siendo todos y cada uno de nosotros sujetos-en-falta, de la falta que define al deseo (dado que deseamos porque nos falta algo), esa falta impele desde el origen de los tiempos a suturarla con los objetos e ideas que conforman lo que se conoce como cultura. A la pregunta ¿qué es la cultura?, la respuesta del doctor Pueyo no se deja esperar: Son las producciones de un sujeto-en-falta en el intento, imaginario y por tanto fallido, de suturar la falta estructural y el malestar que la acompaña.

 

La crucial importancia del Otro familiar y el Otro sociopolítico (lenguaje atravesado de deseos) en nuestro destino, la normativización-socialización de las pulsiones por la Función-del-Padre, y la búsqueda perpetua de objetos e ideas para obturar la mencionada falta-a-ser son presentadas en este libro con una claridad inusitada.

El lector atravesará lugares complejos y aún desconocidos, advertirá asimismo como los discursos religiosos y filosóficos adquieren una nueva concreción, y como queda al descubierto el imaginario sentido de los consejos para ser felices que propone la filosofía práctica y la religión, no menos que la idea de comunión con el Otro-Universo del espiritualismo panteísta. Así es también en el caso del deporte, los objetos tecnológicos (gadgets, desde el móvil a la realidad virtual) y el dinero, objeto por excelencia de la corrupción. Tampoco deja al margen el autor la psicología de masas, circunstancia que permite entender la identificación del sujeto a un líder y hace comprensible, por otra parte, muchos aspectos de la política.

 

Otro de los aspectos destacables de este libro es que responde a ¿cómo podemos superar la impostura de los discursos ideológicos y la ética del Bien supremo que proponen? Esto es, ¿cómo superar la ética tradicional de los ideales, la ética de los imperativos superyoicos de esta o aquella ideología, ética que la historia ha demostrado su fracaso? Pueyo explica que superar los límites de esa ética implica acceder a la ética del deseo que propone el psicoanálisis, ética del bien decir del síntoma, ética presidida por el amor a la verdad del sujeto, un nuevo amor que comporta nuevos lazos y mejores a los conocidos en lo individual y en lo social.

Las personas interesadas en la cultura, ya sea en el ámbito de la política, la antropología, la filosofía, la sociología y la religión, tienen la oportunidad de ver como se esfuman muchos imaginarios y fraudulentos clichés. Por ejemplo, el discurso universitario puede colaborar con el seudodiscurso capitalista, pues lejos de proponer la duda metódica propone lazos sociales de amor a saberes que se alejan de la verdad, creando así sujetos idiotizados, dóciles e ignorantes al gusto de los sistemas dominantes. El artista, el político y el ciudadano en general, hoy más que nunca tienen la responsabilidad ética de rebelarse a todo discurso de dominio, sea del color que fuere. Pero para que la emancipación sea efectiva es necesario el análisis pormenorizado de la impostura intelectual y mercantil hipermodernas, para acercarse así a la verdad del sujeto, aunque esa verdad sea una verdad no-toda. Y es que, como advirtió Lacan, no hay peor corrupción que la intelectual.

 

Por todo lo anterior, el libro de José Miguel Pueyo es un ejemplo magnífico de que no todo está perdido a pesar de todo y de casi todos.

 

Girona, 25 de abril de 2016

Sergio Domínguez