«Diez curiosidades sobre Sigmund Freud, padre del psicoanálisis.»

O de como no ser un buen periodista

Nada más perjudicial para la inteligencia que la información basura que inunda internet y no pocos medios de comunicación.

 

La época que nos ha tocado vivir, el neoliberalismo hipermoderno en transición hacia el transhumanismo y la era neohumana, además de producir objetos-ideas-basura para el consumo sin cesar y obsoletos recién ven la luz del día, produce, en una parecida proporción, tal vez, al menos en parte, como consecuencia de lo primero, sujetos idiotizados por la ideología y sujetos a los gadgets que oferta el mercado de consumo.

 

Esta cuestión, trabajada a diario en la clínica psicoanalítica actual, no pasó inadvertida al que puede ser considerado primer lector de Freud, Jacques Lacan (París, 13 de abril de 1901-ibídem, 9 de septiembre de 1981). Además, como demostró Lacan, todos aquellos que se jactaban de haber leído, comprendido e incluso superado al padre del Psicoanálisis, Sigmund Freud, de quien hoy se celebra el 160 aniversario de su nacimiento, no habían entendido absolutamente nada.

 

Leer a Freud, nos enseñó Lacan, requería de unas herramientas teóricas que él supo darnos para facilitar ese complejo trabajo, a saber, la lingüística estructural, la topología y el álgebra, entre otras disciplinas. Pero cabe añadir, habiendo leído el artículo que ha escrito David Juárez Mingorance (Santanyí, Mallorca 1989), licenciado en Periodismo (CESAG) y con un Máster de Periodismo Deportivo (Universidad Internacional de Catalunya), que también es menester abrir la obra de Freud, y mejor aún leerla con lápiz y papel (ya sé que no es lo habitual entre las hordas rojas, los fascistas encubiertos y aquellos que saben nadar entre dos aguas para su propio beneficio). Por otra parte, el periodista David Juárez corrobora lo que muchos sospechan: que los títulos no dan inteligencia, y que la Vanguardia ha perdido los criterios de rigurosidad y periodísticos que fueron el orgullo de sus fundadores.

 

Sin detenerme en un título que ya denota la ligereza propia de los más infames reality show, en los que se mezclan la desvergüenza y el borreguismo con el marketing, decir que Freud es «uno de los personajes más polémicos en la filosofía moderna», indica que no sabe de quien está hablando, la diferencia entre filosofía y Psicoanálisis, ni lo que representa para la historia del pensamiento y la cultura la obra del primer Psicoanalista.

 

Más grave si cabe es afirmar que Freud «fue un hombre peculiar lleno de manías ». Como bien es sabido, quiero pensar, por la mayoría de lectores de la Vanguardia, decir que Freud tenía manías sin añadir que por trabajar con total rigurosidad científica, por ejemplo, sólo podría engañar a un lector desorientado.

El periodista balear añade que «su vida estuvo marcada por sus grandes descubrimientos y su perjudicial adicción a la cocaína». Si bien lo primero es cierto, no estaría de más explicar por qué y cuáles son esos descubrimientos. Eso sí habría dado lugar a un artículo digno de ser leído. Respecto a lo segundo, la tan utilizada afirmación para damnificar a Freud sobre su relación con la cocaína, convendría explicar que Freud investigó con la cocaína, antes de descubrir el Inconsciente y crear el Psicoanálisis, como médico investigador que era en esa época, para utilizarla como analgésico y poder así realizar operaciones quirúrgicas sin dolor. Utilizar ese argumento para criticar a Freud y el Psicoanálisis, evidencia, además de ignorancia, los prejuicios académicos que hipotecan la vida de las personas.

 

La afirmación de que « Sigmund Freud está considerado uno de los personajes más polémicos en la filosofía moderna» solo puede confundir al lector, pues Freud no es un filósofo moderno, aunque, y eso es lo que es de justicia explicar, sus descubrimientos de qué es el sujeto, cómo se conforma, y el sentido y función de sus producciones, entre las que se encuentra la filosofía, tiene grandes implicaciones en el ámbito de las Humanidades. En realidad, puede afirmarse que los descubrimientos de Freud introducen un corte en la historia del saber y por tanto representan un nuevo paradigma epistemológico.

 

Da la impresión que David Juárez desconoce el significado de las palabras, que son el principal material de su trabajo. Escribir «revolucionario» cuando habría que decir subversivo, «psicología» cuando cultura y dilucidación de qué es el ser humano y cómo se constituye, «significado más allá de la superficie de las cosas» cuando se sabe hace más de 100 años que el Inconsciente está en la superficie misma del decir, cuestión topológica compleja que se explica a partir de la banda de Möbius, o confundir la asociación libre con «lo mejor para llegar a la base de los problemas era sentar al paciente en un sofá de cuero y remover todos sus pensamientos, sentimientos y deseos alojados en el subconsciente para llevarlos al consciente», como decir subconsciente cuando todo el mundo sabe que es inconsciente, ya que el sufijo sub- introduce un error gravísimo de conceptualización en lo que se trata, se comenta por si solo.

 

Llegados a este punto cabe preguntarse qué está pasando en la cultura para que estos errores, que debería adviertir un estudiante de bachillerato, pueblen los escritos de muchos periodistas y no pocos intelectuales, y, lo que es peor, profesores y catedráticos universitarios.

 

Como recuerda el Dr. José Miguel Pueyo en su último libro La otra escena de la corrupción. Familia y sociedad en el destino personal: Jordi Pujol i Soley, retomando las palabras de Lacan, la corrupción intelectual es la peor de las corrupciones. Se podría añadir, para aclarar el aforismo, que la corrupción intelectual es el punto de partida de la corrupción político-económica-empresarial-deportiva-social-etc. que tanto daño hace a las personas de a pie (salarios bajos y en muchos casos infames e insuficientes, descapitalización, paro, pensiones precarias, problemas sociales y familiares de todo tipo, etc., etc.).

 

Girona, 6 de mayo de 2016

Jordi Fernández