Estrés y psicoterapias

 

La ignorancia y la explotación del sufrimiento humano se constata hoy, quizá más que en otras épocas, en la difusión demagógica de las bondades terapéuticas de los ejercicios holísticos y de la gimnasia del alma, de la homeopatía, de las hierbas medicinales y los batidos vigorizantes, de los masajes del tipo Xiao Ying y Kua sa, de las recitación de mantras, del yoga, de la acupuntura, de la imposición terapéutica de manos o Reiki, del tarot, de los llamados abrazos terapéuticos, de las lecturas bíblicas guiadas, o de los viajes a la India y a otros lugares más o menos exóticos con la promesa, imaginaria donde las haya, de curar la angustia y otras afecciones psíquicas. Más allá pues de la industria farmacéutica, que se lucra del estrés y de la credulidad de la gente, existe otro sector que se aprovecha igualmente del desconocimiento y de la ingenuidad de no pocas personas. En resumen, el mercado de la cultura oferta productos y terapias tan milagrosas como ideológicas para todo tipo de dolencias, razón por la cual cabe cuidarse de ciertos «expertos» si uno no quiere añadir a su malestar psíquico la impostura ideológica del nuevo amo postmoderno, ya sea terapeuta, psiquiatra o gurú, pues en no pocas ocasiones son ellos los que dan un nuevo impulso, consciente o inconscientemente, a aquello que el desprevenido y angustiado sujeto contemporáneo desea desprenderse.

 

Girona, 07/05/2013

José Miguel Pueyo