El amo hipermoderno nos quiere idiotas e ignorantes

El amo hipermoderno nos quiere idiotas e ignorantes

Es la idea que a uno le viene a la cabeza cuando, dos días después del 160 aniversario del nacimiento de Sigmund Freud, aparecen en la prensa artículos tan chabacanos e ideológicos como este referido a la obsoleta e inoperante autohipnosis.

Para la conmemoración del nacimiento de Freud algunos escribieron pestes ajenas a todo criterio epistemológico y ético, y sin duda siguiendo ideales que desconocen o de los que se benefician, o simplemente por cobardía y mezquindad, como si pensaran que en tiempos de crisis (económica, política, intelectual y ética) no está la cosa para llevar la contraria al poder que les quiere sumisos y consumistas acríticos. Otros, entre ellos los llamados psicoanalistas institucionales, estuvieron alarmantemente ausentes del debate. Quizá pensaron que no hacía falta explicar otra vez que la hipnosis es un registro inoperante e imaginario, más si cabe la autohipnosis, tan fallida como cualquier otro método cuyo fundamento es la sugestión, el adoctrinamiento y el engaño.

El hecho cierto es que de hipocresía y otras características del sujeto humano sabía un rato largo Freud. Supo advertir asimismo que la hipnosis era un fraude, hecho que le permitió descubrir el psicoanálisis. Pues bien, más de 110 años después de su maravilloso descubrimiento, beneficioso para la salud psíquica y el devenir intelectual de las personas, algunos individuos no sólo quieren que retrocedamos a épocas oscuras de la Historia de la humanidad, si no que en consonancia con la época que nos ha tocado vivir, como es el capitalismo tardío, nos quieren idiotizados por ideas como la sugestión y otros objetos tan imaginarios como inoperantes como, por ejemplo, el Reiki, el yoga, la meditación, el mindfulness, etc., etc.

He ahí una vez más la canallada del Amo hipermoderno, canallada que quizá sólo encuentre límite cuando los abusadores y aprovechados agentes de los discursos de dominio consigan que todo reviente a su favor.

Girona, 8 de mayo de 2016

Jordi Fernández

Comentarios Facebook

Comalat Barti Francesca: Entiendo que la autosugestión, el ioga, el reiki y otras actividades relacionadas no curan pero pueden aliviar y ayudar a relajarte en momentos de estrés. Sólo hay que canviar la idea de que curan por otras más realistas como por ejemplo el ioga me relaja y me agrandece la flexibilidad corporal...

Jordi Fernandez Carmona: De lo que relaja el yoga, la autosugestión, el Reiki y otras prácticas nada saludables es del progreso personal e intelectual, dejándote a merced de los anclajes patológicos. Como es bien sabido por los psicoanalistas, el síntoma proporciona un goce-felicidad patológica del que uno no quiere desprenderse, sobretodo si se es neurótico, perverso o psicótico. Saludos Comalat Barti Francesca

Comalat Barti Francesca: Estoy de acuerdo con este argumento, si bien es cierto que hay gente que no quiere desprenderse de su anclaje patológico perqué no tendran la autoconciencia o visión clara necesarias para dicho proceso curativo de su problema y se observa a una gran multitud que prefiere huir a las cascadas de terapias alternativas que sólo adormecen o te llenan el cerebrito de teorias amorosas y florecitas bonitas mientras que la patologia sigue estando allí en su interior...pero al igual que el deporte te hace sentir bien, el ioga también puede aliviar preocupaciones y situaciones de estrés, y repito, estoy de acuerdo con tu argumento...está clarisimo que no curan el problema, sólo alivian el dolor y la psicoanalisi es una buena herramienta para sacar malas hierbas y plantar las buenas en coherencia con nuestra naturaleza...hay pocas terapias realistas

Jordi Fernandez Carmona: Entiendo que no es nada fácil desalienarse de los ideales de la época, como se constata en tu contrarréplica, pero es nuestra responsabilidad ética hacerlo por nuestro bien, no perder el tiempo de la peor manera, y dejar así una mejor herencia a nuestros hijos.

Comalat Barti Francesca: Totalmente de acuerdo señor Jordi Fernandez Carmona, lo comparto