Sin diván

 

De la insoportable levedad del ser de Kundera, a lo Real es inmundo pero hay que soportarlo de Lacan, pasando por la incidencia del Otro familiar, cultural, social y político en el destino del sujeto humano

Del título de la novela más conocida del célebre escritor checo Milan Kundera, La insoportable levedad del ser (1984), al no menos conocido y enigmático aforismo del psicoanalista Jacques Lacan, «lo Real es inmundo pero hay que soportarlo», hay un buen trecho, trecho que el eterno candidato al premio Nobel no supo ni pudo recorrer.

 

A pesar de haber nacido en Brno, el 1 de abril de 1929, hermosa ciudad checa situada entre Príbor y Viena, lugares, respectivamente, de nacimiento y de trabajo del primer psicoanalista, Sigmund Freud, y de haber pasado más de 40 años en París, ciudad a la que emigró en 1975, huyendo del ostracismo que sufrió por sus críticas a la invasión soviética de Checoslovaquia en 1968, la misma ciudad en la que el Dr. Lacan tenía su consulta e impartió sus famosos y concurridos seminarios durante varias décadas hasta el año de su muerte, en 1980, seminarios gracias a los cuales se han podido mejor formar varias generaciones de psicoanalistas, Kundera no supo beneficiarse de lo mejor que en esos dos contextos socioculturales en los que vivió había.

¿Qué nos ha dado a leer Kundera en sus escritos y qué podemos aprender de ellos y de la relación de éstos con algunos momentos clave de su biografía? Lo primero y fundamental es que el ser humano se constituye en lo que los psicoanalistas denominamos Otro familiar, sociocultural y político; en segundo lugar, que desalienarse de los significantes amo fundamentales que constituyen la subjetividad y, por lo tanto, rigen la vida de las personas, no sólo no es sencillo sino que de producirse a destiempo, de manera deficiente y/o bruscamente, la separación respecto al Otro, esa deseable separación, en lugar de efectiva y salutífera, puede experimentarse como muy traumática, y dejar en el sujeto el anhelo de reconstruir un imaginario e idealizado paraíso perdido o producir en ese mismo sujeto la desilusión más desesperanzada; en tercer lugar, que para beneficiarse de los descubrimientos psicoanalíticos no basta con leer algunos textos, sino que es indispensable pasar por el diván del psicoanalista; en cuarto lugar, que de no ir al psicoanalista para tratar el malestar estructural, un trauma y una deficiente estructura psíquica, el inconsciente responde, en el mejor de los casos, con el síntoma, la angustia y la zozobra existencialista que, en no pocas ocasiones conducen al consumo de tóxicos u a otras estrategias de curación igualmente perjudiciales; en quinto lugar, que el último recurso de Kundera para paliar la fundamental nostalgia del ser que lo caracterizó ha sido que sus restos, sus manuscritos, sus dibujos y su biblioteca fueran trasladados, tras su muerte, que acaeció el pasado 11 de julio en París, al lugar que lo vio nacer hace 94 años.

 

Jordi Fernández Carmona, Psicoanalista y presidente de la Asociación de Psicoanálisis de Girona ULP-Gi