Diferencias entre psicología, psiquiatría y psicoanálisis

La ignorancia y la desorientación epistemológica no son las herramientas adecuadas para la enseñanza o para informar a las personas a través de los medios de comunicación.

 

En esta ocasión ha sido el Doctor por la UAM, en el programa de Psicología Biológica y de la Salud, y profesor de psicopatología en la Facultad de Ciencias de la Salud del Centro Superior de Estudios Universitarios La Salle, Joaquín Pardo Montero, quien, a la pregunta sobre las diferencias entre la Psicología, la Psiquiatría y el Psicoanálisis en RN5, el 15/06/2016 a las 10:20 de la mañana, ha escenificado obscenamente su ignorancia para mayor desorientación de las personas y estudiantes que lo escuchan.

 

¿Tan difícil es decir que la psicología estructura su saber con la biología, la etología, la estadística, el cognitivismo y el conductismo? ¿Tan complejo es explicar que la Psiquiatría es una disciplina derivada de la Medicina y que como tal tiene su fundamento teórico en la biología y en lo que se da a la vista? Tampoco clarifica las cosas el Doctor por la UAM al obviar que las respuestas que dan esas disciplinas al malestar de las personas, en cualquiera de sus manifestaciones clínicas (angustia, depresión, adicciones, etc., etc.), son fundamentalmente dos: la medicación y/o la identificación a los ideales del terapeuta. Pero a la falta de rigor académico se le une la falta de ética, pues el profesor Joaquín Pardo Montero oculta las graves consecuencias cognitivas y físicas que suele tener, para las personas aquejadas por alguna psicopatología, el tratamiento farmacológico, y, asimismo, los límites de los tratamientos fundamentados en la sugestión, cuestión que ya reveló Sigmund Freud al percatarse, a finales del siglo XIX, que los pacientes tratados mediante hipnosis y otras técnicas sugestivas empeoraban gravemente.

 

Quizá el Profesor Joaquín Pardo Montero, miembro de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS) y de la Association for Contextual Behavioral Science, no quiera explicarlo porque entonces cualquier persona entendería que desde esas concepciones del ser humano se excluye, en el tratamiento de los síntomas psicopatológicos, aquello que nos diferencia radicalmente de los animales, a saber, el lenguaje, dimensión simbólica que nos constituye, en su anudamiento por la Función del Padre (función matemática que puede ejercer cualquier persona o institución), con la dimensión imaginaria y la real, en lo que somos, pensamos y deseamos. Lo que seguro no sabe este profesor de psicopatología en la Facultad de Ciencias de la Salud del Centro Superior de Estudios Universitarios La Salle, Joaquín Pardo Montero, es qué es el Psicoanálisis.

 

Decir que el Psicoanálisis se cuida de las emociones y la sexualidad sin explicar antes que el Psicoanálisis ha descubierto la dimensión inconsciente de las personas, que es el inconsciente lo que determina lo que deseamos, pensamos y hacemos, que el inconsciente, lejos de ser algo oculto o irracional es una instancia psíquica estructurada como un lenguaje, que se da a escuchar en la superficie misma del discurso de cualquier persona, que se conforma en el ámbito del Otro familiar y sociopolítico, y que responde a una lógica que explicó magistralmente Jacques Lacan en el curso de su enseñanza, entre muchas otras cuestiones fundamentales, no hace precisamente al mérito de un profesor universitario. Con los principios teóricos que acabo de enunciar se puede entender lo que el Sr. Pardo desconoce, que el Psicoanálisis da una importancia capital a la palabra del sujeto, y que la escucha psicoanalítica y la interpretación del mismo nombre, ejes que posibilitan la cura, no es sin la ética del Bien decir del síntoma, que comporta la exclusión de la dimensión del adoctrinamiento y de la impostura en la que habitualmente usan la palabra psicólogos y psiquiatras, consciente o inconscientemente.

 

Esa esquiva relación con la epistemología parece ser una derivación de los ideales de uno de sus estimados maestros, el gurú Stephen Hayes, quien, tras un ataque de pánico en 1978 durante una reunión del departamento de psicología en la Universidad de Carolina del Norte, en Greensboro, donde era profesor adjunto, al tratar de defender un argumento solo pudo abrir y cerrar la boca sin decir palabra, se pensó un juguete roto y que quizá estaba teniendo un ataque cardíaco, y al ver que ese episodio se repetía en ocasiones similares, ideó, para reprimir su síntoma, la terapia de aceptación y compromiso (ACT, en sus siglas en inglés).

 

Otra cuestión que necesita analizarse es la afirmación del profesor Joaquín Pardo Montero sobre la exclusión del Psicoanálisis del sistema de salud público. Mal esconde sus deseos, su ideología y limitaciones como clínico el Sr. Pardo cuando, como vocal en el Consejo rector de Madrid Salud de Ciudadanos, en el XIII Desayuno de Infocop que sirvió para abordar La Mejora de la Salud Mental en España, en el que se contó con una amplia participación de representantes de partidos políticos y de las principales asociaciones de Psicología Clínica de nuestro país, se limitó a pedir más cobertura pública en Psicología Clínica mediante el aumento de las plazas PIR.

 

Flaco favor hace el profesor Joaquín Pardo al bienestar e inteligencia de las personas cuando, en vez de analizar cómo se han constituido históricamente las instituciones en España, como el Sistema de Salud o la Universidad, que no es sin relación con la Política y los ideales de cada época, en la actualidad los del Neoliberalismo Hipermoderno, critica lo que desconoce de forma absoluta, aunque no es menos cierto que el periodista, lejos de preguntar en relación con lo que dice, se complace en la escucha acrítica.

 

Girona, 15/06/2016

Jordi Fernández