Comentario a Espiritualidad y el Arte Contemporáneo, a cargo de Albert Serra

De las palabras, el saber y el inconsciente

 

Es conocido que la inspiración es una palabra que, como la intuición, utilizan algunas personas cuando no dan, por uno u otro motivo, con la adecuada para expresar lo que quieren decir. Aquí la palabra correcta, esto es, la que más se aproxima a lo Real, es el Otro, término del álgebra lacaniana que concierne al inconsciente freudiano. Ocurre algo parecido con otra palabra empleada por Serra (que repitió en la Sala Platea de Girona hace unos meses, en su exposición sobre «Espiritualidad y el Arte Contemporáneo»,). En la secuencia fundamental que intentó presentar sobre el proceso creativo (mirada –espiritualidad– objeto), elevó a la espiritual al punto más álgido de ese proceso, en el que, por lo mismo, conjugaba lo subjetivo con lo transcendental. La espiritualidad, contrariamente, es una de las palabras que expresa el límite que impone el saber imaginario al sujeto humano, y habitualmente constituye una de las defensas de un sujeto que anhela el goce, que aspira también, por lo mismo, a ese imposible que enuncia la pérdida para siempre del objeto petit a. Esto último permite recordar que el inconsciente es un saber, saber Otro, S1 → S2, cuyo trabajo genera un goce que no puede ser reabsorbido por ese trabajo, el goce del objeto a, y en el que el sujeto, lejos de ser el agente de ese trabajo, queda excluido del mismo, siendo, no obstante, su condición.

 

Girona, 8 de agosto, 2014

Josep Miquel Pueyo

Aclaración: 

Lo que indico, amigos, no es tan difícil como supongo que me queréis hacer creer. Verdad es que entender ciertos aspectos requiere algunos rudimentos, al menos, de terminología psicoanalítica, o lo que viene a ser lo mismo, del álgebra de Jacques Lacan. Pero esto, en otras disciplinas y materias, no es diferente. Prueba de ello es que yo no podría hablar con propiedad, como se dice, de muchos asuntos. Y no podría hablar con propiedad por desconocer, entre otras cosas, la terminología adecuada al respecto.

 

Bien. Lo que he intentado decir es que si uno ignora que lo que hace, piensa y desea el sujeto humano está determinado por el inconsciente, inconsciente que se formó en la más tierna infancia de ese mismo sujeto y merced a las palabras y deseos de aquellos que los criaron, entonces, o sea, por ese desconocimiento, e incluso por miedo a utilizar la palabra inconsciente en tanto que remite a psicoanálisis, uno, digo, empieza a utilizar metáforas y circunloquios. En fin, en el ejemplo que comenté, hablar de espiritualidad es poner una palabra (espiritualidad) en lugar de otra (inconsciente), y, por consiguiente, hilvanar un discurso imaginario e ideológico sobre un asunto que sólo precisa hablar del sujeto humano, del hablanteser, y del inconsciente que lo determina.

 

Por otra parte, en la conferencia mencionada, Serra reprobó el sentido. Pero que no hay Otro del Otro, que no hay sentido del sentido, en fin, que no hay metalenguaje lo sabemos desde Lacan. Pero la cuestión es otra. Reprobar el sentido es una empresa vana, un trabajo quimérico. Así es porque el espectador siempre dará sentido a la obra, a una obra que, por ejemplo, el autor quiere sin sentido. En fin, es el punto en una frase el que da sentido a la frase.

 

Otra cuestión de la conferencia de Serra atañe al problema de la hiancia o diferencia entre la vista y la mirada, o sea, entre el ojo y la pulsión escópica. Pero esta cuestión implica una teorización complicada, por lo que lo dejaré para otra ocasión. Saludos muy cordiales.

DEBATE

 

Xavier Pérez Díaz

Cabe la posibilidad, supongo, que el autor sea consciente de ser un sujeto en falta. Dudo que no tenga en cuenta que existe un inconsciente, ya que desde Freud lo "conocemos". Y si se reconoce esta peculiaridad humana, tendrá en cuenta que a veces puede dominarlo. S1-S2 (no?)

 

O más bien... tu comentario es que esto no puede ser? Por ejemplo al texto de la inspiración... es puro desconocer? Saludos

 

José Miguel Pueyo

Ciertamente. Si lo sabe, como decía Freud, por qué no lo dice. El hecho cierto es que es alguien que tiene un problema, en principio de índole intelectual y aun ético, sí sabiendo que existe el inconsciente, así como el sujeto-al-inconsciente, el deseo y el goce mortificante, se hace el remolón, vaya usted a saber por qué motivo, y en su lugar, lo cual es aún peor, introduce en el asunto a debate la espiritualidad. (O esa persona está confundida, o no sabe de lo que habla, o quiere imponer una ideología al prójimo, etc., etc., aspectos no incompatibles entre sí). Sea como fuere, la ignorancia, más incluso en nuestra sociedad postmoderna, es, como nadie desconoce, una moneda de cambio habitual. Saludos.

 

José Domingo

dice «pues yo creo que dice -se refiere a Albert Serra- lo que le da la gana y tiene mucha gracia...»

 

José Miguel Pueyo

Sin duda amigo Domingo. Si se trata de un actuación circense, entonces sí, qué duda cabe, estoy totalmente de acuerdo contigo. Pero si se trata de hacerse pasar por un intelectual de los que leen diez libros a la semana con papel y lápiz, o sea, haciendo resúmenes, entonces lo que podemos decir de esos personajes, creo yo, es algo distinto y la crítica tiene que ser aguda para que nos nos confundan con aquellos que se tragan motos de cinco duros con manillar y todo.