Albert Serra: «No quiero saber nada de nadie que no sea yo»

Que Albert Serra (1975, Banyoles) haya obtenido (el sábado, 17 de agosto de 2013) el Leopardo de Oro como corresponde a la mejor película en el Festival de Locarno (Suiza), con «Historia de mi muerte», no puede sorprender a nadie. Tampoco cabe extrañarse de que en su film intente abordar el deseo, el placer y el goce, y menos aún que el Otro que lo habita, que se quiere por encima de todo singular, imagine, con esos «funda-mentales» factores del sujeto humano, un encuentro entre Giacomo Casanova y Drácula.

 

Pero siendo Serra un amante de los directores franceses y alumno aplicado de los grandes rusos e italianos del llamado cine de autor, quizá alguien esperaba de él algo más que la narcisista boutade «No quiero saber nada de nadie que no sea yo» (como recoge Jordi Picatoste, en una entrevista para el «Diari Ara»).

Pero no sorprenderá al que conozca siquiera un poco a que quien añora un tiempo pasado, en fin, al que se presenta con los ropajes de la hipermodernidad, más cuando hace suyo el antihumanismo que caracteriza a cuantos, en su desorientación intelectual y aun ética, ven en el Yo la brújula del sujeto humano.

 

«Mis películas no tienen contenido. ¿De qué va la última? Yo qué sé. Un tío me explicó que iba de la hipocresía», afirma Serra. Nada pues que objetar al artista que se rebela contra la malsana indolencia de la hermenéutica filosófica, tanto más porque sabemos por Freud, y la clínica desde la época del primer psicoanalista no lo desmiente, que unos y otros, artistas y críticos convencionales, suelen ignorar el valor de las producciones humanas y, por supuesto, su sentido y su función. Sólo que en el caso Serra, más allá de su obsesión economicista, («Si el cine es una industria, como dice el Gobierno, tiene que tener el IVA de cualquier otra industria»), estamos convencidos que no puede aporta nada, nada que no sepamos acerca del deseo, el placer y el goce. Por consiguiente y como diría la que nos dio a conocer que el deseo vive de la insatisfacción, «tampoco es eso». 

 

Girona, 18/08/2013

José Miguel Pueyo