Apunte sobre Vargas Llosa y Javier Cercas

La publicación de su última novela (El héroe discreto. Editorial Alfaguara. Barcelona: 2013, en esta ocasión de carácter social, político y ético casi por partes iguales), ha convencido a Mario Vargas Llosa (como podemos leer en el Periódico, jueves, 12 de septiembre del 2013), de que debía mencionar a un crítico tan ingenuo como desconocedor de qué es el psicoanálisis como fue el filósofo Karl Popper (Viena, 28 de julio de 1902-Londres, 17 de septiembre de 1994).

Al apelar al pensamiento de Popper, Vargas Llosa no es consciente, creo, de que muestra algunos aspectos no menores de su subjetividad, o sea, de los determinantes de su manera de ser –en la que el padre y la mujer, como no podía ser de otra manera, tienen una importancia crucial– y, por otra parte, tampoco creo que se percate de que desvela ciertas limitaciones intelectuales de ese célebre epistemólogo sobre un tema del que Sigmund Freud, por el contrario, conocía muchos e importantes aspectos y del que era, además, su artífice teórico.

¿A qué asunto me refiero? Nada más pero también nada menos que al origen de la cultura, o si se quiere de las circunstancias que concurrieron en el paso del estado de Naturaleza del hombre al estado de la Cultura. Se conoce sin duda los grandes protagonistas de ese pasaje, o sea, de la salida del estado de barbarie (tiranía) a la cultura (democracia). Me permito, no obstante, recordarlos: el padre tiránico de la horda primitiva (urvater) y sus hijos, los mismos hijos que le dieron muerte y, por ende, su tiranía, como da a leer el primer psicoanalista en Tótem y tabú, 1913. Lo que dice Popper invita a pensar que desconoce, ocurre algo parecido con Vargas Llosa, que fue el primer psicoanalista el que diferenció también en ese ensayo la familia (horda primitiva) del complejo de Edipo (familia tal cual la conocemos desde aquella época), en fin, que fue Freud quien demostró que la ontogénesis (desarrollo del individuo) no reproduce exactamente la filogénesis (los pasos evolutivos de la especie a la que pertenece). Y estoy por pensar que uno y otro, filósofo y escritor, desconocen también que Freud, en otro trabajo no menos interesante, de carácter que algunos comentaristas han calificado de sociológico, Psicopatología de las masas y análisis del Yo, 1921, mostró los motivos por los que las personas recelan habitualmente de sus vecinos y qué los une en torno a un líder y/o a una idea.