Albert Einstein. Su opinión sobre la religión y la cuestión judía
En un simposio sobre la relación entre ciencia, filosofía y religión, celebrado el año 1934, el físico alemán Albert Einstein (1879-1955) afirmó «La ciencia sin religión está coja, y la religión sin ciencia está ciega». Esa frase, no menos que «El Señor es sutil pero no malicioso», así como «Dios no juega a los dados con el universo» (1) dio a entender que para el más célebre de los nacidos en Ulm, ciudad alemana famosa por su Catedral, la iglesia protestante de arquitectura gótica con la torre más alta del mundo en ese tipo de edificaciones (161,53 m), razón y fe, lejos de excluirse, se complementan y, por lo mismo, el famoso adagio zanjaba la disputa sobre si el padre de la teoría de la relatividad (Invariantentheorie, según sus palabras) era creyente o no.
La tranquilidad duró hasta el martes 13 de mayo del 2007, día en que el diario británico The Guardian publicaba una carta poco conocida del premio Nobel. Escrita en alemán de su puño y letra, la misiva, fechada en Princeton el 3 de enero de 1954, un año, por lo tanto, antes de su muerte, tenía por destinatario al filósofo alemán Eric Gutkind (1877-1965), quien había enviado poco antes al genio alemán su libro Choose Life: The Biblical Call to Revolt. Hardcover. Horizon Press, 1952, (Escoger la vida: la llamada bíblica a la rebelión).
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