Los 10 mitos de la psiquiatría según el psiquiatra Peter Gøtzsche
Peter Gøtzsche en uno de los fundadores de La Colaboración Cochrane. Podrían resaltarse muchos otros datos de su biografía, por ejemplo, que ha publicado artículos en las cinco principales revistas médicas del mundo (BMJ, Lancet, JAMA, Ann Intern Med y The England Journal of Medicine), o que sus investigaciones han sido citadas más de 15.000 veces, pero debería ser suficiente el primer dato para entender por qué si dice algo no es tan fácil dejarlo pasar como si nada.
La Colaboración Cochrane es una organización sin ánimo de lucro que reúne a más de 11.500 voluntarios en más de 90 países siempre dispuestos a aclarar qué funciona y qué no funciona en tratamientos médicos. "Medicina basada en la evidencia", es el lema que mueve a esta organización que desde 1993 incentiva el uso de matemáticas y estadística en combinación con el conocimiento médico para intentar eliminar la especulación, los mitos, los rumores, las falsedades.
Gøtzsche siempre ha sido un tipo polémico que sabe alborotar a sus colegas. Medicamentos que matan y crimen organizado: cómo las grandes farmacéuticas han corrompido el sistema de salud es el título de uno de sus libros. En enero de este año tras publicar un artículo titulado Psiquiatría Gone Astray (La psiquiatría se hunde) en un periódico de Dinamarca (Politiken), no ha dejado de recibir llamadas y correos. Muchas veces de ellas para felicitarlo por sus puntos de vista. Muchas otras para decirle que se deje de boberías.
Esta es la lista de los 10 mitos en los que Gøtzsche resume su crítica a una buena parte de la psiquiatría moderna (fueron publicados en el artículo original y posteriormente en el portal www.nogracias.eu/).
Mito 1: La enfermedad mental está causada por un desequilibrio químico en el cerebro
Gøtzsche argumenta que a la mayoría de los pacientes se les dice esto pero es totalmente erróneo. “No tenemos ni idea acerca de cómo interaccionan las condiciones psicosociales con los procesos bioquímicos, los receptores y las vías nerviosas que conducen a trastornos mentales, y las teorías de que a los pacientes con depresión les falta serotonina y que a los pacientes con esquizofrenia les sobra, han sido siempre refutadas”, escribió, “la verdad es todo lo contrario. No hay desequilibrio químico en su inicio y al tratar las enfermedades mentales con medicamentos creamos el desequilibrio químico, una condición artificial que el cerebro trata de contrarrestar”.
Mito 2: No hay ningún problema para dejar el tratamiento con antidepresivos
Según Gøtzsche los psiquiatras suelen ocultar a sus pacientes los síntomas de abstinencia que genera la suspensión de los medicamentos y por lo tanto lo difícil que resulta dejarlos luego de un tiempo. La reaparición de algunos síntomas "no se debe a que la depresión haya regresado, con pacientes que no estaban deprimidos, para empezar. Los síntomas de abstinencia se deben principalmente a los propios antidepresivos y no a que la enfermedad haya recurrido".
Mito 3: Los fármacos psicotrópicos para las enfermedades mentales son como la insulina para la diabetes
"La mayoría de los pacientes con depresión o falsa esquizofrenia han escuchado esto una y otra vez, casi como un mantra, en televisión, radio y periódicos. Cuando le das insulina a un paciente con diabetes, usted da al paciente algo de lo que carece llamado insulina. Ya que nunca hemos sido capaces de demostrar que a un paciente con un trastorno mental le falte algo o que a una persona que no esté enferma es porque no le falta nada, es incorrecto utilizar esta analogía". Aquí Gøtzsche insiste en que los pacientes con depresión no carecen de serotonina y hay medicamentos que funcionan para la depresión que en realidad bajan la serotonina.
Mito 4: Los fármacos psicotrópicos reducen el número de pacientes con enfermedades crónicas
Este es el peor mito según Gøtzsche. El aumento del uso de medicamentos, argumenta, no sólo mantiene a los pacientes atrapados en el papel de enfermos sino que también convierte muchos de los problemas que habrían sido transitorios en enfermedades crónicas. “Si hubiera algo de verdad en el mito de la insulina, se habría esperado ver un menor número de pacientes incapaces de valerse por sí mismos. Justo lo contrario de lo que ha sucedido. La prueba más clara de ello es también la más trágica si consideramos el destino de nuestros hijos después de que hayamos empezamos a tratarlos masivamente con medicamentos”, argumenta.
Recuerda que en 1987, justo antes de que los nuevos antidepresivos (ISRS o píldoras felices) aparecieran en el mercado, muy pocos niños en los Estados Unidos eran discapacitados mentales. Veinte años más tarde, hay más de 500.000, lo que representa un aumento de 35 veces. El número de personas con discapacidad mental se ha disparado en todos los países occidentales.
Mito 5: Las píldoras de la felicidad no causan suicidio en niños y adolescentes
"Es cierto que la depresión aumenta el riesgo de suicidio, pero las píldoras felices lo aumentan aún más, por lo menos, hasta los 40 años, según un meta-análisis de 100 000 pacientes en ensayos aleatorios realizados por la Food and Drug Administration", argumenta Gøtzsche.
Mito 6: Las píldoras felices no tienen efectos secundarios
Las pruebas de diagnóstico para depresión son tan pobres que una de cada tres personas sanas serán diagnosticadas erróneamente como deprimidos, afirma Gøtzsche. Aunque muchos médicos crean que equivocarse en esto y ofrecer un tratamiento a las personas sanas no conlleva ningún riesgo, esto no es preciso.
“Las píldoras de la felicidad tienen muchos efectos secundarios. Eliminan la parte superior y la parte inferior de las emociones, que, según algunos pacientes, es como vivir bajo una campana de cristal. Los pacientes se preocupan menos acerca de las consecuencias de sus acciones, pierde la empatía hacia los demás y pueden llegar a ser muy agresivos”, señaló Gøtzsche. Aunque se dice que sólo el 5% de consumidores de estas píldoras tendrán problemas sexuales, en un estudio se detectó que los trastornos sexuales se desarrollaron en el 59% de los 1.022 pacientes que tenían una vida sexual normal antes de empezar con el antidepresivo.
Mito 7: Las píldoras de la felicidad no son adictivas
Para Gøtzsche los antidepresivos son como las anfetaminas. "Las píldoras de la felicidad son una especie de narcóticos con receta médica", dice.
Mito 8: La prevalencia de la depresión ha aumentado mucho
"Un profesor argumentó en un debate televisivo que el gran consumo de píldoras de la felicidad no era un problema debido a que respondía al enorme incremento en la incidencia de la depresión de los últimos 50 años. Yo le respondí que era imposible decir mucho sobre esto porque los criterios para hacer el diagnóstico se habían relajado notablemente durante este período. Si desea contar elefantes en África, no es recomendable bajar los criterios de lo que constituye un elefante y contar todos los ñus", es el principal argumento de Gøtzsche en este punto.
Mito 9: El problema principal no es el tratamiento excesivo sino el infratratamiento
En una encuesta de 2007, el 51% de 108 psiquiatras dijeron que utilizaban demasiados medicamento y sólo el 4% afirmó que utilizaba muy pocos. En 2001-2003, el 20% de la población estadounidense de entre 18 a 54 años recibió tratamiento por problemas emocionales y las ventas de píldoras de la felicidad son tan altos en Dinamarca que cada uno de nosotros podría estar en tratamiento durante 6 años de nuestras vidas.
Mito 10: Los antipsicóticos previenen el daño cerebral
Aquí Gøtzsche critica a los profesores que dicen que la esquizofrenia causa daño cerebral y que, por lo tanto, es importante la utilización de antipsicóticos. "Sin embargo, los antipsicóticos conducen a la contracción del cerebro y este efecto está directamente relacionado con la dosis y la duración del tratamiento. Hay otra evidencia que sugiere que uno debe utilizar antipsicóticos lo menos posible, ya que a los pacientes luego les va mejor en el largo plazo. De hecho, se puede evitar por completo el uso de antipsicóticos en la mayoría de los pacientes con esquizofrenia, lo que aumentaría significativamente las posibilidades de que se conviertan en personas saludables y, también, aumenten su esperanza de vida, ya que los antipsicóticos matan a muchos pacientes", escribió en su texto.
Girona, 13/08/2014
José Miguel Pueyo
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