Sin diván. Rodrigo Rato y las indeseables consecuencias de las limitaciones de la formación universitaria, la cárcel, la meditación y el Yoga en el canalla
El nivel intelectual y ético de algunas personas es lamentable. Quizá el espíritu misericordioso de la cadena de radio donde el pasado 30 de mayo entrevistaron a Rodrigo Rato, con motivo de la reciente publicación de Hasta aquí hemos llegado (Ediciones Península, 2023), obnubiló al periodista que dirigió la entrevista y a los contertulios invitados que lo acompañaron. Que el protagonista de lo que en adelante debería estudiarse en las Facultades de Periodismo como lo contrario a lo que dignifica la profesión que debiera ser el cuarto poder y contrapeso de los otros tres poderes, a saber, el político, el legislativo y el judicial, ha sido uno de los personajes más siniestros de la política española desde la Transición, es por todos más o menos conocido. Pero que éste fuera presentado casi como un ídolo ejemplar, un modelo a seguir, de una calidad intelectual sublime, sin cuestionar nada de lo que hizo, y lo que ha escrito, y que el acto se redujera al aplauso y la publicidad de un libro cuyos únicos objetivos son reconstruir la imagen narcisística y pública de quien fuera vicepresidente del Gobierno de España y ministro de Economía durante los gobiernos de José María Aznar, director gerente del Fondo Monetario Internacional hasta su dimisión el 19 de junio de 2007, director del grupo financiero Bankia entre 2010 y 2012, y desde 2013 desempeñó el cargo de consejero asesor para Latinoamérica y Europa de Telefónica, y ganar dinero de cualquier manera, no puede sino ser calificado de deleznable.
El libro, como era de esperar, nada aporta a la comprensión de las razones (conscientes e inconscientes) de las barbaridades, algunas de las cuales fueron cometidas por él, que no debieron ocurrir en este país, y todo indica que, a tenor de lo que el sr. Rato en él nos presenta sin obstáculos ni un ejercicio de rigurosidad crítica, seguirán pasando. Todo el problema radica en que las barbaridades cometidas por los principales actores políticos y económicos de nuestro país nos perjudicaron a todos, empobreciéndonos económica, política, social y culturalmente. A nadie se le escapa que estamos lejos de los niveles en esos ámbitos de Alemania, Inglaterra, Francia o Italia, por citar países cercanos, países a los cuales demasiados españoles emigran buscando trabajo mejor remunerado y una mejor vida, un drama que contribuye a un mayor empobrecimiento de España.
Lo que sí ilustra el libro, por defecto, es que la necesaria y deseable formación universitaria no es suficiente para refrenar un inconsciente patológico que, en no pocas ocasiones, hace que las personas escojan lo peor, que las sanciones económicas y la pena de cárcel suelen socavar la inteligencia antes que rectificar la patológica subjetividad de los criminales, corruptos e inmorales, y que la meditación y el Yoga, recomendados y practicados durante muchos años según sus palabras por el condenado por un delito continuado de apropiación indebida, entre 2003 y 2012, en el caso de las tarjetas black, atrofian por completo la inteligencia y las capacidades cognitivas, por redundar en el narcisismo yoico y, por lo mismo, en la ignorancia de lo inconsciente que nos determina.
No hay peor ignorante que el que no quiere saber, ni peor corrupción que la intelectual. Tengo mis dudas de que si el sr. Rato y los periodistas que lo entrevistaron hubiesen leído La otra escena de la corrupción. Familia y sociedad en el destino personal, del psicoanalista Dr. José Miguel Pueyo, el libro y la entrevista habrían sido otra cosa, pues, como es sabido, una cosa es la lectura como entretenimiento y otra muy distinta saber leer, de la misma manera que nada tiene que ver escribir animado por el deseo epistémico con el goce del lucro sin escrúpulos y la vanidad. En cualquier caso, es constatable que el inconsciente, lejos de ser totalmente opacado por las estrategias ideadas por el Yo insiste en los síntomas, en la enunciación, y en esa irrupción del discurso que es el lapsus. «Teníamos que salir de la cerda» (el significante cerda apareció en lugar del significante celda cuando el sr. Rato hablaba de las veces que tenía que salir de la celda de Soto del Real, prisión en la que ingresó el 25 de octubre de 2018 después de que el Tribunal Supremo ratificara, el 3 de octubre de 2018, la sentencia de la Audiencia Nacional). ¿Qué quería decir usted con cerda?, podría haber preguntado el entrevistador. Sin embargo, ese momento trascendental quedó perdido quizá para siempre. El lapsus, como cualquier otro significante, no significa nada, nada hasta que mediante el análisis se pone en relación con otros significantes reprimidos en el inconsciente del sujeto de la enunciación. No obstante, por llevarse a cabo la entrevista en la Cadena Cope, cadena de la Conferencia Episcopal, podrían haber recordado la escena bíblica de la expulsión de los judíos del Templo de los Mercaderes por un enérgico y enojado Jesús de Nazareth, quien gritó: «Jerusalén, esta ciudad de la fe, cuyo Templo es casa de mi padre, se ha convertido en una ramera.» Tras lo cual, según san Mateo, «entró Jesús en el Templo y expulsó a todos los que vendían y compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas, mientras les decía: —Escrito está: Mi casa será llamada casa de oración, pero vosotros la estáis convirtiendo en una cueva de ladrones.»
Pero ocurrió todo lo contrario. La entrevista fue la encarnación de otro lapsus del sr. Rato, en esta ocasión con el significante publicitar. Es decir, publicitar un libro que lejos de constatar la asunción de los errores y la deseable rectificación subjetiva fue un acto abyecto cuyas únicas motivaciones parecen ser la patética reconstrucción de su maltrecha imagen pública, y el aprovechado intento de seguir ganando dinero de una forma más que cuestionable por ajena a la ética. En otras palabras, la entrevista reprodujo nuevamente aquello que Jesús de Nazareth denunció a las puertas del Templo de Jerusalén y, por lo tanto, un contrasentido que no hace a la dignidad de la cadena de la Conferencia Episcopal que acogió a este siniestro personaje de nuestra historia reciente.
Girona, 1 de junio de 2023
Jordi Fernández Carmona. Psicoanalista. Presidente de la Asociación de Psicoanálisis de Girona ULP-Gi
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